
¿Qué fantasmas habitan en cada una de nosotras? ¿Cuáles son los mandatos que heredamos y no logramos cortar?
Una propuesta rupturista que, a la vez, abraza cada una de esas voces que nos constituyen.
Velar la noche es una experiencia escénica singular. Se trata de un biodrama creado a partir de la historia personal de la actriz Sofía Galliano, en conjunto con la exquisita dirección de Gabi Parigi.
El nivel interpretativo es realmente sorprendente. Con gran destreza física, la actriz traza en el territorio de su cuerpo las múltiples capas de espesor que han tejido las voces ancestrales en su larga cabellera.
Galliano es responsable, además, de llevar a cabo todos los cambios en escena y de la manipulación de múltiples objetos escenográficos, luces y vestuarios; lo cual provoca cierta inquietud y mantiene al espectador
en un estado de alerta compartida, exacerbando el carácter contingente tan propio y constitutivo del teatro, de lo vivo: el riesgo escénico está ahí, manifiesto, presente, a flor de piel. Los sentidos se encuentran hiper estimulados, y quien asiste vela la noche junto con la protagonista.
Es más que destacable la labor de todo el equipo de trabajo, ya que la potencia visual es cautivante y cargada de poesía. Se generan climas lumínicos y sonoros de gran impacto, y otros muy íntimos, de bella calidez que invitan a la reflexión.
Los cuadros creados con la materialidad del cuerpo en lenguaje de circo, danza y teatro físico, más el juego de claroscuros, los creativos recursos escenográficos, las fusiones musicales y ciertos toques absurdos hacen de este desvelo una noche sensorial única.